3 claves para gestionar el desempeño empresarial
abril 9, 2019
El principal reto al que se enfrentan las empresas actualmente es el manejo apropiado de gran cantidad de datos y su gestión eficiente. En ese sentido, una de las tareas claves en todo proceso de expansión — o en cualquier dinámica que requiera una transformación importante en la organización — es la evaluación del desempeño empresarial para diseñar las estrategias adecuadas en esos procesos.
Por desempeño debemos entender un concepto transversal, que incida en diversas realidades. Y por evaluación del desempeño, una manera tangible y fiable de medir esas realidades, tanto en el área del desempeño financiero como en el de los recursos humanos y otros. Es evidente que una adecuada gestión y evaluación de estas características no solamente es una tarea estratégicamente relevante. También resulta compleja. Por ello podemos orientarte respecto a algunas claves a tener en cuenta.
Evalúa, realiza un diagnóstico
Para gestionar de manera correcta el desempeño de la empresa y, por lo tanto, hacer una evaluación del desempeño que se corresponda con la realidad es imprescindible tener clara una imagen general de la situación. Hay que realizar un diagnóstico lo más profundo y detallado posible del momento actual, del estado de todos los elementos clave en el organigrama, de la situación financiera real y, también de las potenciales amenazas o los nodos más vulnerables. Tanto en el terreno puramente económico como en el organizacional. A nivel interno y con la vista puesta en el mercado.
Haciendo un símil deportivo, antes de saber si nuestro desempeño es el adecuado hay que saber cuál es el estado del «terreno de juego» y el de la competición en la que participamos, así como la situación de los demás equipos. También debemos conocer las principales armas y puntos débiles con las que cuenta nuestra propia «plantilla». En función de la información que obtengamos, podremos saber cuál es nuestro rango natural de posiciones en la tabla clasificatoria y, sobre todo lo que nos interesa en este caso, evaluar si nuestro rendimiento en diferentes momentos de la temporada es el adecuado.
Define tus objetivos
Para hacer una correcta evaluación del desempeño hay que saber en relación a qué metas u objetivos estamos realizando la valoración. Sin unos objetivos claros podremos estar en la buena senda — o dirigirnos irremediablemente al fracaso más estrepitoso — sin ser para nada conscientes de esa dinámica.
Por ello, antes de evaluar conviene definir. ¿Qué objetivos a corto, medio y largo plazo se ha planteado la empresa? ¿Cuales de ellos no son negociables en un proceso transformador y/o de expansión? ¿Hay algunos de ellos de los que se puede prescindir sin comprometer al completo el proceso o la integridad financiera de la organización? ¿Se trata de metas objetivamente realizables y acordes con la situación en la que te encuentras? Para evaluar cuán lejos o cerca estamos de alcanzarlas, tenemos que establecer indicadores ad hoc.
Una vez respondidas estas preguntas el panorama ante nosotros puede ser un poco más transparente y la evaluación del desempeño financiero y empresarial puede arrojar información realmente útil para comandar el rumbo. Continuando con el símil deportivo anterior, sabremos si nuestro rendimiento está por encima o debajo de lo esperado si antes de iniciar la temporada hemos definido que nuestro objetivo es mantener la categoría, aspirar a una división superior, ganar un campeonato nacional o alcanzar la gloria internacional. El mejor indicador, en el caso del ejemplo, son el número de partidos ganados y perdidos y los puntos que se nos asignan en la tabla clasificatoria.
Ten en mente una estrategia global coherente
Del mismo modo que no podemos actuar de manera eficiente en la gestión del desempeño sin un análisis previo y una definición de objetivos, no alcanzaremos la excelencia sin una estrategia, sin un plan preestablecido para lograrla. Una vez que sabemos cómo estamos y dónde queremos llegar, es imprescindible tener claras las acciones que llevaremos a cabo. Estas acciones deben ser igualmente medibles y verificables.
Por no abandonar el símil que nos ha valido de ejemplo, si hemos comprobado que nuestro equipo está en condiciones de competir al máximo nivel y nuestro objetivo es terminar la temporada en los dos primeros puestos de la clasificación — lo que nos daría un título nacional y la opción de disputar una competición internacional — tenemos que tener en mente el calendario de competición, el presupuesto y la cantidad que podemos destinar a fichajes, así como la política de altas y bajas.
No hace falta gastar una millonada en un consultor, para darse cuenta de que estas tres claves están relacionadas entre sí. Cuanto mejor definas cada uno de estos tres aspectos y mejor mantengas el equilibrio entre ellos mejor gestión del desempeño alcanzarás.
Le invitamos a leer la Guía práctica de “Cómo elegir los indicadores correctos para medir el desempeño de RRHH”